Bichejos

No sé si todavía os he dado la lata sobre este tema, pero yo en Salamanca vivía con un gato que se llamaba (y espero se siga llamando) Goosey. He de reconocer que el bicho y yo tuvimos mal comienzo, básicamente porque yo no sabía de su existencia hasta que llegué al piso y a mí los gatos no me gustaban desde que el de mi abuela me arañó toda la pierna por pisarle la cola sin querer. Así que podéis imaginaros qué plan^^U

Sin embargo y con el tiempo, el animalín y yo nos tomamos cariño, aunque puede que yo se lo cogiera a él y él se lo cogiera a mi habitación, no lo sé =P El caso es que anécdotas tengo un montón del bichejo este, desde su afición por mis muñecas góticas, hasta su elegante manera de abrir las puertas, incluso la principal de la casa, ya fuera en busca de un sitio cómodo para dormir o por llamar la atención.

Sea como fuere, sus traviesos ojos amarillos me conquistaron y gracias a él, hoy adoro a los gatos, hasta el punto de querer tener uno propio, de que mi llavero es un peluche en forma de gatos, de que mis últimas camisetas que me he comprado tienen gatos por todas partes.

Fijaos cómo será la cosa que pretendo cuidar de un gato ajeno, aunque un solete como Linda no hay que cuidarlo :D, y de que era feliz rodeada de los 15 gatos de mi amiga Mar, aunque me dieran alergia (15 gatos dan alergia a cualquiera xD), todavía me acuerdo de Duende o "Ruere" como le llamaba su dueña y de cómo iba a buscar su pelota cuando se la lanzabas, Mar creía que se había enamorado de mí porque en cuanto me oía llamar a la puerta ahí que iba con su pelota de la boca y trotando por el pasillo. Odio a mi Siemens MX60 por decidir morirse junto con las fotos que tenía ¬¬

En fin, que es una delicia que te reciban con ronroneos, de verdad ^^U Y ahí os dejo con la vaquita, tanto por el color como por el tamaño y el peso =P y sus ojos amarillos y soñolientos.