Camino de magia (6ª parte)
Esa noche fue intensa, ninguna de las dos durmió. Reunidas en la cocina a la luz de una vela las horas se pasaron muy rápido y, pese a la falta de sueño, el amanecer las sorprendió riendo y llorando por anécdotas contadas y compartidas. Madre e hija volvían a estar juntas, hermanadas y reconciliadas como nadie hubiera esperado que pasaría algún día, por eso decidieron olvidar por un momento que el dulce no era bueno para las féminas de la familia y decidieron que aquel día se merecían empezarlo tomando un enorme tazón de chocolate caliente acompañado de bizcocho de naranja.
Cuando Jonah se levantó las encontró peleando en una batalla que había convertido la cocina en un despropósito, harina, azúcar, levadura y cacao en polvo manchaban las paredes, la mesa, la encimera y el suelo de la estancia.
- Cuidado Jonah, vigila donde pisas, la harina resbala -, le dijo Melisandre a su hermano al ver que éste entraba en la cocina.
- ¿Lleváis aquí toda la noche? -, preguntó él con cara de incredulidad.
- Así es, querido -, le contestó su madre. - Es mucho el tiempo perdido que hay que recuperar. Por cierto, tienes galletas y bizcocho recién hechos en la alacena, toma algo para desayunar. Luego ayuda a tu hermana a recoger este desorden, voy a ver cómo está vuestro padre.
Tras finalizar estas frases se dirigió a la puerta que comunicaba con el salón; antes de salir se giró y sonrió al ver que Melisandre había salpicado a su hermano con harina y este le respondía soplándole cacao en la cara. Divertidos como estaban los dejó y se dirigió al cuarto de baño para adecentarse antes de ir a ver a su esposo.
Se giró al oír que su mujer entraba. La miró y sonrió al ver la expresión de su cara mientras ella se acercaba a darle el protocolario beso de buenos días.
- Te has dejado un poco de harina en el pelo, querida. - Le dijo cuando ella se incorporó. - Me alegra saber que Mel y tú os habéis reconciliado. Es el mejor regalo que podríais haber dado a este viejo moribundo.
- No digas eso, Stephan, aún te queda mucho que decir. - El gesto de la mujer cambió al oír las palabras de su marido.
- Ambos sabemos que no es así mujer, ójala pudiera cambiarlo pero mi tiempo de estar entre los vivos toca a su fin pero ver a mi familia reunida y feliz es lo mejor que me puedo llevar conmigo. Ahora sé que puedo irme tranquilo porque ellos cuidarán de ti y tú cuidarás de ellos.
Los ojos de Karen se llenaron de lágrimas, nunca antes había oído a su esposo hablar de su muerte, aunque todos eran conscientes de su gravedad, incluso él, pero oírselo decir era confirmar un hecho que había estado intentando evitar.
- Ven aquí mujer, no llores y llama a tus hijos, quiero que esa pequeña nos siga contando a todos sus aventuras por este basto mundo que llamamos Midgard.
Así lo hizo y tras los pertinentes aseos y cambios de ropa por parte de ambos y colgar un cartel de "Cerrado por asuntos familiares" en la puerta de la tienda, Jonah y Melisandre subieron a la habitación de sus padres donde Melisandre continuó su relato...
"Akira y yo estuvimos en Payon mucho tiempo, fue algo más de un año pero se pasó tan rápido que ni nos dimos cuenta de que necesitábamos cambiar de aires si queríamos seguir progresando en nuestro objetivo final. Nuestro objetivo era ahora Orc Town, la cuidad de los orcos, lugar conocido por los aprendices de todas las clases, difícil de acceder pero con altas posibilidades de victoria en un entrenamiento constante y concienzudo."
Cuando Jonah se levantó las encontró peleando en una batalla que había convertido la cocina en un despropósito, harina, azúcar, levadura y cacao en polvo manchaban las paredes, la mesa, la encimera y el suelo de la estancia.
- Cuidado Jonah, vigila donde pisas, la harina resbala -, le dijo Melisandre a su hermano al ver que éste entraba en la cocina.
- ¿Lleváis aquí toda la noche? -, preguntó él con cara de incredulidad.
- Así es, querido -, le contestó su madre. - Es mucho el tiempo perdido que hay que recuperar. Por cierto, tienes galletas y bizcocho recién hechos en la alacena, toma algo para desayunar. Luego ayuda a tu hermana a recoger este desorden, voy a ver cómo está vuestro padre.
Tras finalizar estas frases se dirigió a la puerta que comunicaba con el salón; antes de salir se giró y sonrió al ver que Melisandre había salpicado a su hermano con harina y este le respondía soplándole cacao en la cara. Divertidos como estaban los dejó y se dirigió al cuarto de baño para adecentarse antes de ir a ver a su esposo.
Se giró al oír que su mujer entraba. La miró y sonrió al ver la expresión de su cara mientras ella se acercaba a darle el protocolario beso de buenos días.
- Te has dejado un poco de harina en el pelo, querida. - Le dijo cuando ella se incorporó. - Me alegra saber que Mel y tú os habéis reconciliado. Es el mejor regalo que podríais haber dado a este viejo moribundo.
- No digas eso, Stephan, aún te queda mucho que decir. - El gesto de la mujer cambió al oír las palabras de su marido.
- Ambos sabemos que no es así mujer, ójala pudiera cambiarlo pero mi tiempo de estar entre los vivos toca a su fin pero ver a mi familia reunida y feliz es lo mejor que me puedo llevar conmigo. Ahora sé que puedo irme tranquilo porque ellos cuidarán de ti y tú cuidarás de ellos.
Los ojos de Karen se llenaron de lágrimas, nunca antes había oído a su esposo hablar de su muerte, aunque todos eran conscientes de su gravedad, incluso él, pero oírselo decir era confirmar un hecho que había estado intentando evitar.
- Ven aquí mujer, no llores y llama a tus hijos, quiero que esa pequeña nos siga contando a todos sus aventuras por este basto mundo que llamamos Midgard.
Así lo hizo y tras los pertinentes aseos y cambios de ropa por parte de ambos y colgar un cartel de "Cerrado por asuntos familiares" en la puerta de la tienda, Jonah y Melisandre subieron a la habitación de sus padres donde Melisandre continuó su relato...
"Akira y yo estuvimos en Payon mucho tiempo, fue algo más de un año pero se pasó tan rápido que ni nos dimos cuenta de que necesitábamos cambiar de aires si queríamos seguir progresando en nuestro objetivo final. Nuestro objetivo era ahora Orc Town, la cuidad de los orcos, lugar conocido por los aprendices de todas las clases, difícil de acceder pero con altas posibilidades de victoria en un entrenamiento constante y concienzudo."
1 comentario:
Ains... pobre paisanín...
Gracias por seguir la historia!
Me alivia ver que al menos todo va bien entre los familiares ;)
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